Venga, tanto se hablaba estos días del dichoso debate, que la verdad sea dicha no pensaba verlo por creer que se parecería al anterior. Sin embargo al llegar las 8.30 de la noche deje todo lo que estaba haciendo y me dispuse a ver el encuentro que se realizo en el cercano hotel Marriot, en el cual fuimos testigos de cómo el líder nacionalista Ollanta Humala arrincono virtualmente a la candidata de la corrupción y la impunidad, recordándole a cada momento su oscuro pasado y su complicidad con los crímenes de su padre, así como los graves cuestionamientos a su persona y todo lo que ella representa mostrándose la hija del Genocida, soberbia y a la defensiva sin saber que decir y tratando de desviar la atención con los trillados “argumentos” de la mafia homicida que vemos todos los días en esos pasquines tercermundistas – léase Correo, Expreso, El Comercio, La Razón y Perú 21- que se venden al mejor postor.
Y es que el candidato nacionalista hizo lo que tenía que hacer, restregándole en su cara toda la corrupción generalizada, los abominables crímenes, el saqueo de las Arcas Públicas y las esterilizaciones masivas a miles de mujeres entre otros delitos, que se vivieron durante la infame dictadura fujimorista de la cual ella fue parte - así como todos los que hoy la rodean - y ante lo cual no supo que responder. Desesperada ante tantos cuestionamientos a su persona, solo atino a decir: “Yo soy la candidata, si quiere usted debatir con mi padre, vaya a la Diroes. Si soy elegida presidenta del Perú seré yo quien tome las decisiones”, provocando una incontrolable carcajada en quien escribe esta nota como si no supiéramos que ese lugar de reclusión del ladrón y homicida Kenyo Fujimori, se ha convertido en su verdadero centro de campaña y desde el cual lo dirige - todo con la complicidad de Alan García - esperando impacientemente el momento de salir en libertad para volver a Palacio y gobernar nuevamente relegando a su hija a un papel decorativo. Es por ello que Ollanta Humala fue reiterativo en su ofrecimiento de luchar implacablemente contra la corrupción asegurando que “no habrá perdón ni indulto a los corruptos” a quienes Keiko Sofia quiere ver libres a la brevedad posible para seguir haciendo de las suyas con total impunidad.
Asimismo, reafirmó su compromiso de no buscar la reelección. “Gobernaré cinco años y ni un minuto más”, sostuvo tajantemente desmintiendo las calumnias de la Mafia que afirman lo contrario. Pero no todo fueron acusaciones a la candidata del continuismo, ya que dedico varios minutos para exponer su plan de gobierno con la cual los beneficiados serán las grandes mayorías de peruanos - olvidados y marginados por el sistema - que nada tienen y que los áulicos del neoliberalismo quieren que continué invariablemente, sin impórtales las consecuencias.
Aprovechó el momento para contrastar su propuesta con la de la pasada dictadura Fujimorista y recordó las graves falencias que dejó como herencia ese régimen corrupto y asesino que dirigió el país en la década del 90 y que dilapidó más de 6,000 millones de dólares, que hasta hoy no ha devuelto ni un centavo de ese dinero robado al Estado.
Y para finalizar su intervención el candidato nacionalista dijo que “el gran ganador de este debate es el pueblo peruano. En mí hay dudas, en el otro lado hay pruebas. Vayamos a votar por la O de la oportunidad”. Concluyendo de esa manera su intervención.
Y es que el candidato nacionalista hizo lo que tenía que hacer, restregándole en su cara toda la corrupción generalizada, los abominables crímenes, el saqueo de las Arcas Públicas y las esterilizaciones masivas a miles de mujeres entre otros delitos, que se vivieron durante la infame dictadura fujimorista de la cual ella fue parte - así como todos los que hoy la rodean - y ante lo cual no supo que responder. Desesperada ante tantos cuestionamientos a su persona, solo atino a decir: “Yo soy la candidata, si quiere usted debatir con mi padre, vaya a la Diroes. Si soy elegida presidenta del Perú seré yo quien tome las decisiones”, provocando una incontrolable carcajada en quien escribe esta nota como si no supiéramos que ese lugar de reclusión del ladrón y homicida Kenyo Fujimori, se ha convertido en su verdadero centro de campaña y desde el cual lo dirige - todo con la complicidad de Alan García - esperando impacientemente el momento de salir en libertad para volver a Palacio y gobernar nuevamente relegando a su hija a un papel decorativo. Es por ello que Ollanta Humala fue reiterativo en su ofrecimiento de luchar implacablemente contra la corrupción asegurando que “no habrá perdón ni indulto a los corruptos” a quienes Keiko Sofia quiere ver libres a la brevedad posible para seguir haciendo de las suyas con total impunidad.
Asimismo, reafirmó su compromiso de no buscar la reelección. “Gobernaré cinco años y ni un minuto más”, sostuvo tajantemente desmintiendo las calumnias de la Mafia que afirman lo contrario. Pero no todo fueron acusaciones a la candidata del continuismo, ya que dedico varios minutos para exponer su plan de gobierno con la cual los beneficiados serán las grandes mayorías de peruanos - olvidados y marginados por el sistema - que nada tienen y que los áulicos del neoliberalismo quieren que continué invariablemente, sin impórtales las consecuencias.
Aprovechó el momento para contrastar su propuesta con la de la pasada dictadura Fujimorista y recordó las graves falencias que dejó como herencia ese régimen corrupto y asesino que dirigió el país en la década del 90 y que dilapidó más de 6,000 millones de dólares, que hasta hoy no ha devuelto ni un centavo de ese dinero robado al Estado.
Y para finalizar su intervención el candidato nacionalista dijo que “el gran ganador de este debate es el pueblo peruano. En mí hay dudas, en el otro lado hay pruebas. Vayamos a votar por la O de la oportunidad”. Concluyendo de esa manera su intervención.
Crónicas del basurero
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